Con lenguaje de señas, patrullero trasciende en su servicio a la comunidad
El uniformado, quien labora en Sabanalarga desde finales del año 2020, alterna sus días de trabajo entre el patrullaje y su vocación de servicio.
Carlos Alberto Valencia Urrutia con lenguaje de señas trabaja por la inclusión de la población con discapacidad auditiva en el Atlántico.
Sentado debajo de un palo de mango, en un salón de clases, o simplemente en medio de su labor de patrullajes, Valencia Urrutia tiene claro que la inclusión es una bandera que día a día se eleva un poco más en la institución de la que hace parte.
El patrullero, quien labora en el departamento del Atlántico desde finales del año 2020, alterna sus días de trabajo entre la vigilancia y su vocación de servicio.
Quienes lo ven en las calles, portando su uniforme, no pueden creer que ese hombre alto, de tez morena y de facciones gruesas, tenga una empatía inmesa en favor de la inclusión de las personas con discapacidad auditiva, pues con una paciencia sin igual lleva la misionalidad de la Policía a través del lenguaje de señas a esta población.
Por las calles de Sabanalarga, donde tiene asignada sus funciones, el patrullero Valencia Urrutia, de 36 años, da a conocer la oferta institucional, recomendaciones de seguridad, derechos y deberes, a esta población.
Además les enseña nociones del código de convivencia y seguridad ciudadana, entre otros temas importantes para su desarrollo social.
“Laborando en el municipio de Quibdó, se me acercó una persona con discapacidad auditiva y me preguntó dónde quedaba el hospital y no supe atender su requerimiento, me sentí inútil y reflexionaba sobre la necesidad de tener un conocimiento básico de este lenguaje para complementar mi labor como policía”, cuenta Valencia Urrutia al indicar cuál fue el detonante que lo impulsó a prender sobre este sistema de lenguaje.
Ese episodio de su vida ocurrió hace nueve años, desde entonces la idea de estudiar y convertirse en el primer policía intérprete profesional de la lengua de señas colombiana, se convirtió en su nuevo reto.
Para lograr esa meta, el patrullero no se quedó con el conocimiento básico, luego de realizar un diplomado en lenguaje de señas suministrado por la Policía Nacional en Bogotá, continuó sus estudios y está cerca de graduarse y convertirse en intérprete profesional de la lengua de señas colombiana.
“Todo esto lo hago con la intención de poner en conocimiento de esta población la labor de la Policía. La idea es aportar un granito de arena en la inclusión”, dice el uniformado quien nació en Apartadó, Antioquia.
Varios de los sabanalargueros ven con estima el actuar de este uniformado, pues aseguran que su labor va más allá de portar un uniforme para imponer orden y garantizar seguridad.
“Llama la atención ver que cuando el patrullero interactúa con esta población, ellos se notan emocionados, quizá porque ven en él un puente para interactuar con la institución”, dijo un habitante del municipio al ver al patrullero charlar en una de las esquinas de la plaza principal de ese municipio.
Valencia Urrutia señala que en ocasiones muchas personas en donde se realizan labores de vigilancia se quejan porque no todos los uniformados comprenden su lenguaje y algunas veces no son atendidos de manera adecuada.
Esta situación también lo motivó a enseñar a sus compañeros para que mejoren la atención de personas con discapacidad auditiva. Es por eso que en la actualidad, aproximadamente, unos 40 policías han recibido conocimientos básicos en lenguaje de señas, para poder interactuar de una mejor manera con estas personas.
“Yo espero que dentro de poco no sean solo 40 policías los que reciban la capacitación”, asegura el patrullero.
Valencia Urrutia sabe que su tarea no es fácil, pero tiene la esperanza de que todos los policías del país tengan la capacidad, en un futuro próximo, de poder entablar una conversación sin barreras con esta población.
*Con información de la Policía de Atlántico (Carlos Villamizar).